Gladiadoras by Juan Tranche

Gladiadoras by Juan Tranche

autor:Juan Tranche [Tranche, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-31T00:00:00+00:00


* * *

Valeria y Domicia recogían el material con el que se habían estado ejercitando. El cansancio del adiestramiento las hacía respirar con dificultad.

La muerte de su padre todavía pesaba en el alma de las hermanas, especialmente en la de Domicia. Para la pequeña de las Iucunda no había consuelo ni palabras alentadoras que calmaran el asesinato del hombre a quien tanto echaba de menos. No había alivio, solo dolor. Añoraba las cálidas palabras de su progenitor al calor del fuego, los consejos que les daba y los buenos momentos que pasaron juntos.

Llevaban varios meses en el collegium de Reate, el lugar en el que siempre habían deseado entrar, pero en su corazón había un vacío que nunca llenarían.

Durante el día eran instruidas en religión, política y finanzas, recibían clases de griego y de oratoria. Por la tarde se esforzaban al máximo en las pruebas físicas, tanto en las atléticas como en el adiestramiento cuerpo a cuerpo; sin embargo, aunque sus mentes estaban ocupadas, nada aliviaba el dolor y la pérdida que sentían en su pecho.

El futuro para ellas no era alentador. A pesar de estar instruyéndose como otros hombres, sabían que jamás podrían presentarse a unas elecciones, que no ocuparían ningún puesto de responsabilidad en el gobierno de ninguna de las ciudades del Imperio y que mucho menos dirigirían legiones en el campo de batalla. Aun así, querían tener una buena educación y ser dueñas de su propio destino, tal y como su padre siempre les había prometido.

Sexto, Décimo y Lucio el Grandullón se acercaron a ellas.

—Quizá en su día no empezamos con buen pie. Si podemos hacer algo por vosotras, no tenéis más que pedirlo.

—No necesitamos vuestro consuelo —dijo la pequeña de las Iucunda.

—¡Domicia! —la reprendió Valeria—. Gracias —comentó mirando a Sexto.

—¡Eh! —dijo uno de los doctores—. Os recuerdo que el magister no quiere que os acerquéis a ellas.

Los chicos levantaron las manos para indicar que solo estaban hablando.

—Dentro de dos semanas viajaremos a Roma para celebrar las Saturnales. Si lo deseáis podéis acompañarnos, siempre que no se entere Flavio —dijo Sexto a modo de despedida—. Al final nos acostumbraremos a vosotras y a vuestra dichosa sombra.

Valeria asintió con la cabeza. Aún seguía albergando dudas sobre si esos tres chicos tenían algo que ver con la muerte de su padre y ese era el modo de descubrirlo.

Se dieron la vuelta para marcharse cuando Sexto se giró para dirigirse a las hermanas:

—No os preocupéis por nada, nosotros cuidaremos de vosotras.



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